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ROTARY CONECTA EL MUNDO- LEMA INTERNATIONAL 2019-2020

martes, 15 de octubre de 2019

Maria Teresa Neira Pass Gob. D. 4890 ,Escritora ,Rotary Club Palermo D.4895

GRACIAS
“La gratitud es deuda de honor”.
Las actitudes positivas que nos regalan los demás son las que dan sentido a nuestras vidas. Las cosas materiales que apreciamos y tenemos la suerte de tener, también alegran nuestras vidas y no está mal reconocerlo en tanto esa alegría que nos reportan no supere el aprecio de una bella actitud del prójimo.
Me pregunto: ¿cuántas veces he olvidado decir “gracias, mil gracias” por lo que me das, por lo feliz que me hacés o por la sonrisa que me regalás?
Los actos valiosos de nuestras vidas deben ser un ejercicio perseverante de nuestro proceder y basta con ponerlos en práctica para endulzar nuestra vida y la ajena. Por ello, si de gratitud se trata: amigos, a decir ¡“gracias, mil gracias”!
La gratitud es deuda de honor y no es más que la reacción natural ante lo bueno. Más allá de ello, la gratitud es productiva si se tiene presente que nos enriquece, que enriquece al otro, que nos hace felices, que hace feliz al otro, que son dulces caricias para nuestro corazón y para el corazón del otro y que nos convierte en personas más equitativas.
Cuando pienso lo feliz que me hace tener el privilegio de alegrar la vida del prójimo, debo reconocer que mi felicidad radica en que hubo muchas y tan buenas personas que me antecedieron en esta precioso aprendizaje del agradecimiento. Así es, que recuerdo a mis padres , a mis maestros o los referentes de mi vida.
Estas personas me enseñaron sus propias metas , sus propios sueños , sus propios proyectos, los concretaron, cambiaron mi vida y enaltecieron la mía . Pero esas mismas personas fueron aquellas que luego escucharon mis sueños, empatizaron con mis proyectos, me ayudaron a concretarlos y, de esta manera, me vieron crecer y disfrutaron de mis logros
A todos ellos: “gracias, mil gracias, de corazón”.
También les digo “gracias, mil gracias de corazón” a mis hijos y a mis alumnos que admitieron mis consejos, escucharon mis palabras, perdonaron mis yerros, aplaudieron mis aciertos, compartieron conmigo sus esperanzas, sus sueños, sus proyectos, me aportaron su mirada de la faceta del mundo que viene, me enseñaron cómo toman acción.
Ellos me hicieron dar cuenta que no importa a qué generación pertenecemos, sino que lo importante es que todos tuvimos el mismo norte y, por sobretodo, pudimos entendernos, respetarnos, empatizar y tener como fin la construcción de un mundo mejor.
A los que me antecedieron y a los que me precedieron, les digo: “mi gratitud es mi deuda de honor”.
Entre todos seguiremos construyendo un mundo mejor en el que la equidad sea la vara con la que se mida la dignidad humana.
 Ex Gobernadora Maria Teresa Neira)


EL PERDÓN
En la emblemática frase de Mandela, que dice: “al salir por la puerta hacia mi libertad, supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo un prisionero” hay mucho por aprender y, aunque nos parezca un poco difícil, debemos poner todo el empeño para concretarlo. El aprendizaje es un acto de constancia y de reflexión para superarse y ser una mejor versión de sí mismo.
Los odios, los enojos, las iras, el resentimiento y, agrego: la envidia, los celos, la rivalidad y los malos deseos son un verdadero flagelo para sí mismo que nos impide ver realidades enriquecedoras.
Nadie puede construir nada positivo con un corazón en el que lleva odios.
El perdón, bien se ha dicho, es un acto de reparación personal o bien un acto de sanación personal. Por eso, poder entender que perdonar no es, necesariamente, “ser amigo de quien me ha ofendido”, sino olvidarse de lo sucedido, superar el momento, quitar trascendencia al hecho, no buscar venganzas y no martirizarse con pensamientos negativos, constituyen la verdadera felicidad que uno necesita amen de olvidarse del acto dañino para poder poner foco en temas que construyen el bienestar.
Bien decía Mandela que el odio nos mantiene prisioneros, dado que el odio es invalidante, obstructivo y regresivo. El odio y la ira sólo nos conducen a sacar lo más negro de nuestra alma olvidando que un ser humano sólo puede ofrecer al otro, únicamente, lo que lleva adentro. Por ello, si sólo lleva odios ofrecerá ese odio y de tal manera, estará vedada su posibilidad de enriquecerse ya que, seguramente, encontrará una respuesta del mismo tenor de lo que ofrece o bien, ninguna.
Asimismo, el odio nos trae tanta ira que nos impide disfrutar de vivencias maravillosas, alegrías impensadas y empatías inesperadas dado que estaríamos haciendo prevalecer nuestra debilidad en lugar de nuestra oportunidad.
Por otra parte, no hay en este mundo persona alguna que pueda soslayar que el acto más bello y más reconfortante de la vida es el amor. El que se priva de él, está privándose de un disfrute íntegro del acontecer. Por ello, nada más atinado que cerrar estas reflexiones con las palabras de Pablo Coelho “la vida es corta, besa despacio, ríe bien alto, ama intensamente y perdona rápido”.
Por mi parte, hago votos para que jamás se me olvide que el odio desluce y el amor embellece.

EGD Maria Teresa Neira )

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