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viernes, 13 de septiembre de 2019

PORQUE SOY ROTARIO- EGD. CARLOS OJEDA

POR QUÉ SOY ROTARIO
La respuesta a esta pregunta puede analizarse desde diversos ángulos, como por ejemplo:
Cómo llegué a contactarme con Rotary.
Cuál es el motivo que me impulsa a seguir siendo rotario.
La primera tiene una historia que se remonta muy lejos en el tiempo.
Todo comenzó hace más de 50 años, cuando en uno de mis viajes por razones laborales a Barranqueras, Chaco, uno de los gerentes de la empresa a la que iba a trabajar me invitó a participar esa noche de una reunión rotaria. Acepté, era algo distinto y no tenía muchas posibilidades de salir de la rutina, cálida pero rutina al fin, que el lugar me ofrecía.  
Allí estaban, calculo que, 20 de los hombres más representativos del lugar, algunos de ellos de Resistencia, que quedaba a algo menos de 10 kms., de riguroso saco y corbata y me fueron presentados uno por uno.
El ambiente previo a la reunión propiamente dicha era distendido, mientras se tomaba algo a manera de aperitivo conversaban, se hacían bromas, contaban anécdotas y me integraron al grupo como excelentes anfitriones.
El tema cambió cuando nos sentamos a la mesa, por suerte con quien me había invitado a mi lado. Allí comenzó el ritual que todos conocemos y hoy nos parece tan común. De repente dejaron de tutear al Presidente y cuando él o quien oficiaba de Secretario hablaban, precedidos por el toque de campana, el silencio era total. Confieso que a mis 23 o 24 años no entendía nada y alguna vez un poco en broma y un poco en serio dije que empecé a suponer que el “Señor Presidente”, que así se dirigían a él quienes unos minutos antes lo tuteaban y hacían bromas, tendría una excelente puntería con el mazo y los habría amenazado a todos. 
Para no extenderme les cuento que, finalizada la reunión, con un grupo importante de los señores formales nos fuimos a un bar pequeño perdido en la ruta y muy distendidos terminamos jugando al truco.
Pasaron de esa hermosa experiencia que siempre recordaré 13 o 14 años y un día, trabajando en la cooperadora de la escuela de mis hijos, le pregunté a uno de mis pares que era lo que llevaba en la solapa a lo que me respondió que era el distintivo de Rotary, no se utilizaba todavía el término “pin” que hoy adoptamos.
Así comienza la segunda parte de este andar del que me siento tan orgulloso y que escribiendo esto acabo de advertir que prácticamente llevo tantos años dentro de la Organización como los que tenía cuando fui incorporado, es decir que en pocos meses, si el Señor lo permite, voy a tener más años de mi vida dentro que fuera de Rotary.
La conclusión a esta primera parte es que una de las razones por las que soy rotario es porque alguien confió en mí, pensó que merecía formar parte y no tuvo el egoísmo de disfrutar de este movimiento maravilloso y no compartirlo.
Respecto al motivo que me impulsa a seguir siendo rotario, creo que nunca lo pensé específicamente pero, sólo para responder al título de la nota voy a desgranar algunos. 
En mi paso por Rotary:
Entendí que, aún en un momento de la vida en que ya pensamos que se hace difícil hacer amigos, es posible integrarse a un grupo heterogéneo,  y vivir en un ambiente de amistad sin llegar a ser amigo de todos los que integran el conjunto. El conocimiento mutuo nos hace comprender mejor las formas de pensar distintas a la nuestra, llevando a que personas que en muchas cosas piensan distinto sean capaces de una acción común partiendo de sus coincidencias y dejando de lado sus diferencias.
Luego de entender yo mismo que significa servir a través de mi ocupación de cada día pude transmitirlo dentro y fuera de Rotary y conseguir que alguien comprenda que dar no es solamente entregar algo material sino trasladar a otro su conocimiento y su quehacer diario a cambio de nada, en algunos casos dándole a quien lo recibe la posibilidad de tener una vida mejor. 
Tuve la oportunidad de colaborar, en acciones que jamás se me hubiera ocurrido emprender por mí mismo o que la mayoría de las veces las hubiera considerado utópicas e inalcanzables.
Así, en forma activa o con participación ínfima, siendo protagonista o sin advertirlo, fui parte de proyectos concretados para que:
Algunas personas entendieran que cuando la Res. 23/34 nos dice que Rotary es una filosofía de vida que reconcilia el constante conflicto entre el deseo de beneficiarse uno mismo y el deber y consecuente impulso de servir a los demás, nos está dando un enfoque de Rotary que nos explica el “porqué” del servicio en la comunidad.
Se realizaran obras en servicio a la comunidad que van desde millones de niños, a quienes nunca voy a ver y en lugares que no se bien dónde quedan, estuvieran inmunizados contra la poliomielitis y otras enfermedades; o dibujar una sonrisa en un niño al recibir un juguete al que no podría acceder por sí mismo; u otorgar becas para completar sus estudios a personas que no hubieran podido hacerlo por sus propios medios; o proveer de instrumental a hospitales; o mejorar la calidad de vida en comunidades que nunca tuvieron agua potable, por sólo contar algunas.
Aprendí que es imposible lograr un mundo en paz si no somos capaces de entender la idiosincrasia de los pueblos y que eso es posible a través del conocimiento mutuo, el que se puede lograr aún a la distancia. No hay límites políticos si eliminamos los del pensamiento,
Observé a lo largo de los años como Rotary siempre se ocupó de la juventud dándole un lugar de preponderancia en su accionar dentro de cada vía, aún sin darle nombre propio.
Seguramente si siguiera escribiendo podría llenar carillas pero no creo que ése sea el objetivo.
Llegado este punto advierto que, de la misma manera que nunca me pregunté porque soy rotario, tampoco me puse a pensar porque respiro, pero estoy convencido que ambas cosas me resultan necesarias para seguir adelante y ser feliz.

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